En busca del "residuo cero"

04/02/2015.

La producción de biodiésel (combustible limpio y escasamente contaminante) encuentra en los defensores del respeto por el medio ambiente a unos grandes aliados. El biodiésel se puede obtener a partir de aceite; pero, ¿de qué aceite? Si procede de plantas utilizables para alimentación, su interés será relativo; pero, si se obtiene a partir de aceites usados en nuestros hogares, su interés aumenta.

Pero el proceso de generación de biodiésel conlleva la aparición de residuos diversos que interesaría valorizar hasta lograr el 'residuo cero', si fuese posible. Una financiación europea dentro del proyecto 'Life+ Valuvoil', en el que participaban el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS-CSIC), el Ayuntamiento de Daimiel y la empresa Diesol, y que fue coordinado por el Centro Tecnológico Cartif (Valladolid), ha permitido demostrar que de los residuos generados durante la fabricación de biodiésel a partir de aceites usados, y mediante la biometanización de los mismos, se puede obtener otra fuente de energía limpia (biogás); valorizan además el digestato que aparece durante dicha biometanización. Se llega pues al 'residuo cero'.

El equipo del CEBAS-CSIC liderado por Carlos García Izquierdo y Mª Teresa Hernández Fernández ha trabajado en el proyecto Valuvoil para conseguir una aplicación útil para todos los desechos (residuos orgánicos e incluso glicerina) generados en la obtención de biodiésel a partir de aceites usados.

La solución propuesta pasa por ofrecer una salida ambiental y económicamente viable a todos los residuos generados. Para ello, explica García Izquierdo, «se construyó con Valuvoil un biodigestor a escala piloto, que permitió generar biogás para electricidad y calor a partir de la biometanización de residuos orgánicos».

Asegura que «todo lo que es orgánico, como los residuos de aceites usados, grasas, etc., son susceptibles (en ausencia de oxígeno) de generar metano, una energía muy limpia y económica. Sin embargo, y debido a que los residuos no soportan un elevado contenido en materia orgánica, es necesario adicionar co-sustratos (estiércoles, lodos, aceptores de electrones, etc.) para mejorar la calidad y cantidad del biogás obtenido». De ahí que su investigación consistiese en proporcionar aditivos económicos que, añadidos a los residuos de aceites usados, condujesen a una producción de biogás en mayor cantidad y calidad.

Asimismo, su investigación en el proyecto consistió en «acabar» con los denominados 'digeridos' resultantes de la producción de biogás, mediante la valorización de los mismos. «Para llegar a residuo cero también había que 'acabar' con esos digestatos. Para valorizarlo se pensó en un uso desde el punto de vista agronómico, dado que, si se utiliza adecuadamente, podría asemejarse a un fertilizante», explica el científico.

«El digestato no tiene la misma capacidad nutricional que los fertilizantes normalmente empleados en agricultura, pero dado que contiene materia orgánica y nutrientes, se planteó esa opción; tras analizar sus posibles efectos fitotóxicos en el sistema suelo-planta, se demostró que se podían utilizar con éxito y 'acabar' así con ellos», añade.

El proyecto Valuvoil ha demostrado que funciona y la empresa Diesol se plantea llevar esta idea a escala industrial. Además, como sucede con los proyectos 'Life+', se espera que otras empresas europeas adopten asimismo este sistema.

Carlos García destaca «que desde el punto de vista energético hay alternativas nuevas a los carburantes fósiles. El caso del biodiésel es un claro ejemplo, sobre todo si se realiza a partir de aceites usados,ya que así no se pone en riesgo cultivos que ahora se destinan a la alimentación como la soja o la colza». Además, cree que «fuentes de energía como el biogás, limpias y respetuosas con el medio ambiente, deberían estar más valoradas por la sociedad y apoyadas por el Estado». En su opinión, «a pesar de todas esas ventajas aún no se aceptan como energía del futuro y no se apuesta por ellas lo suficiente».

Fuente: ababol.laverdad.es