José Bueno y uno de sus trabajadores manipulan uno de los contenedores que se instalan en la calle.
De la cocina al motor
De la cocina al motor
miércoles 29 de junio, 2011
28/06/2011.
En el primer cuatrimestre se han recogido 1.200 litros menos que en el mismo periodo de 2010, pero los expertos prevén una recuperación.
Con los 15.870 litros de aceite usado de cocina que se reciclaron solo en Cartagena el año pasado se pudieron fabricar más de 14.000 litros de combustible biodiésel, el necesario para dar la vuelta al mundo en coche seis veces. Este líquido oleaginoso tiene una segunda vida, que comienza a brotar conforme entra en la nave de José Bueno, el dueño y gerente de la empresa Jobufer SL, la única entidad gestora, que se dedica al reciclado de ese producto en la Región. Por sus filtros pasan entre 8.000 y 10.000 litros al mes, la mayoría procedente de bares y restaurantes de la ciudad. Tras pasar un proceso de tratamiento y limpieza, hasta la última gota de aceite se transporta en grandes camiones cisterna fuera de la Región, hasta las empresas productoras de combustibles biodiésel. En el caso de Jobufer, se lleva a una planta ubicada en Cuevas de Almanzora (Almería), donde después de ser mezclado con metanol, potásico y ácido fosfórico se deja reposar durante 35 minutos a 120 grados centígrados. Tras ello se obtiene el biocarburante. «Nos llega aceite de todos sitios de la Región, donde hay más de 600 puntos de recogida que hemos repartido en una veintena de recorridos», cuanta José Bueno. Su empresa tiene apenas seis meses (invirtió 1,3 millones de euros) y en ese escaso tiempo la rentabilidad que obtiene le ha hecho ya planear una ampliación de su negocio, bien junto a las instalaciones que ahora tiene en el polígono industrial de Lo Bolarín (en la carretera de La Unión), o bien montarla en un terreno que adquirió en la segunda fase de Los Camachos. El proceso que debe seguir el aceite antes de ser transportado a la planta de producción de biodiésel comienza con el vaciado de las garrafas procedentes de los restaurantes y de las botellas domésticas en los puntos ecológicos repartidos en los locales de las asociaciones de vecinos y supermercados. Para no perder ni una sola gota de óleo, José Bueno introduce boca abajo los recipientes sobre unos alambres. El aceite, a través de conductos se dirige a la zona de filtros.
Antonio Guerrero, trabajador de la empresa Jobufer SL, coloca sobre unos alambres las botellas de aceite para verter su contenido
36 horas a 46 grados
Una vez limpio de las principales impurezas, se vierte, a través de unas tuberías, a unos depósitos decantadores. Tras 36 horas a unos 46 grados centígrados, en la parte de abajo quedan los residuos y en la alta el aceite limpio. Desde esta última zona y por una sonda pasa a otro depósito de 25.000 litros y de nuevo por decantación a otra cisternas, desde las que se vierte a los camiones. Se calcula que cerca del 18% del óleo que se recogió durante el año pasado en la Región es de Cartagena. «Es la ciudad de la comunidad murciana que más recicla, pero también una de las que más de España». En el primer cuatrimestre de este año, se ha recogido en Cartagena 3.355 litros de aceites domésticos, 1.200 menos que durante el mismo periodo del año anterior. Esto se achaca a que el año pasado hubo meses, por ejemplo febrero, en los que se disparó la recogida «porque instalaron contenedores nuevos». Calcula que al ritmo que se lleva, se podría incrementar la cifra de 2010. La lucha contra el intrusismo profesional es una de las preocupaciones de este empresario cartagenero. «Hay muchos empresarios que trabajan de forma ilegal en este sector. Son transportistas que recogen aceites y se los llevan fuera de la Región. La mayoría no tienen los permisos que tiene que tener», afirma.
Cubos especiales
Para luchar contra lo que él llama los piratas del aceite, se ha inscrito en la Asociación Nacional de Gestores de Residuos de Aceites y Grasas Comestibles (Geregras), que se constituyó en el año 2007. Surgió por iniciativa de un grupo de empresarios del sector, con el objetivo fundamental de la protección, defensa y salvaguarda de los intereses profesionales, económicos y sociales de las empresas gestoras con plantas de tratamiento a nivel nacional. Los robos son el otro caballo de batalla de José Bueno. «Hay gente que se dedica a sustraer de los contenedores las botellas de aceite para después vender el líquido a empresas gestoras de otras comunidades. Eso es ilegal», advirtió José Bueno. Calcula que se llega a perder entre el 30% y 40% del óleo que los vecinos dejan en los contenedores. Para impedir más robos, José Bueno ha diseñado un tipo de contenedor con doble puerta: «Evita que los ladrones puedan meter el brazo y llevarse las botellas». En la empresa Jobufer, no solo se recicla aceite, sino también plástico. Las botellas de agua o refrescos en las que los vecinos viertes sus aceites de cocina las acumula y las traslada a un vertedero especializado. Y con los bidones de los restaurantes los tritura y vende a empresas de plásticos.
Falta de concienciación
La falta de concienciación, el desconocimiento, o las pocas facilidades para la recogida llevan a la gran mayoría de los consumidores a verter el aceite usado en la basura o tirarlo por el fregadero, lo que supone un grave problema medioambiental y de salud pública. Cuando se vierte el aceite usado de cocina por el desagüe se corre el riesgo de una obstrucción en las tuberías. La grasa, al enfriarse, se adhiere a las paredes de las conducciones y actúa como un imán para otros residuos forman un tapón que impide que el agua fluya libremente. El gerente de Jobufer asegura que si al menos hubiera un contenedor naranja, de los que se usan para depositar el aceite, en cada supermercado o al menos en la vía pública y perfectamente visible (los hay en la parte de La Manga perteneciente a San Javier), el reciclado de este líquido oleaginoso aumentaría un 80%.
Fuente: La Verdad (Cartagena)
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