Por qué es importante reciclar el aceite de cocina usado
29/06/2023
jueves 29 de junio, 2023
Sólo un 4,2% del aceite consumido en los hogares españoles es depositado en los puntos habilitados para ello en lugar de desecharlo por el desagüe. Ello provoca importantes perjuicios económicos y medioambientales y evita que se le puedan dar a este residuo nuevos usos, como la fabricación de combustibles renovables
La duda se repite una y otra vez en los hogares españoles y, probablemente, en los de todo el mundo. ¿Qué hacer con el aceite que se ha utilizado para freír croquetas o para hacer tortilla de patatas una vez que ha acabado su vida útil? Y lo cierto es que los expertos han respondido tantas veces la pregunta, que parece una obviedad que no es necesario repetir: el aceite de cocina usado no se debe tirar por el desagüe, porque hacerlo tiene graves consecuencias medioambientales.
El dato que aporta la Fundación Aquae para avalar esa recomendación es demoledor: un litro de agua desechado de esa forma puede contaminar 1.000 litros de agua (hasta 40.000, según el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia en colaboración con Rafrinor) en un momento en el que el cambio climático ha convertido en más urgente y prioritario que nunca hacer un uso eficiente de ese recurso natural.
Las explicaciones de ese impacto son varias. En las aguas que son recogidas por las estaciones depuradoras, los aceites y grasas alimentarias que vertemos en nuestros fregaderos pueden provocar unas enormes bolas de grasa que atascan los colectores de esas instalaciones hídricas. Como consecuencia de ello, el proceso de tratamiento de aguas residuales se vuelve más lento y más costoso, además de generar malos olores en el entorno. Así, se estima que ese sobrecoste alcanza los 90 millones de euros al año en nuestro país.
Pero el daño puede ser mayor aún cuando esas bolas de aceite llegan hasta los ríos, mares y océanos, porque forman una densa capa de grasa en la superficie de los mismos que impide que el oxígeno la atraviese, con el daño que ello implica para la biodiversidad de esos entornos acuáticos.
UNA SOLUCIÓN PARA DESCARBONIZAR EL TRANSPORTE
Porque puede parecer que son solo pequeñas cantidades de aceite y que se diluyen sin más, pero lo cierto es que ambas percepciones son falsas. Ni el aceite se diluye, ni son pequeñas cantidades. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en los hogares españoles se consumieron 12 litros de aceite por persona en 2021. Si a ese consumo doméstico se suma el industrial y el de restauración, la cifra total aceite usado que se genera en nuestro país alcanza los 150 millones de litros.
Por eso los expertos llevan tiempo reclamando a los usuarios que se evite desechar el aceite por el desagüe. Para empezar, dando una primera pasada con papel a las sartenes antes de lavarlas. Pero sobre todo, guardando ese aceite usado en recipientes que puedan después trasladarse a los puntos habilitados para su recogida.
Entre otros motivos, porque en esos lugares se puede hacer una gestión más adecuada de estos residuos y porque desde allí pueden iniciar un camino que les permita dejar de ser residuos para convertirse en materia prima de nuevos productos como los combustibles renovables.
Así, un deshecho orgánico que puede provocar un daño medioambiental debido a una gestión inadecuada al final de su vida útil permite desarrollar un combustible renovable que ayuda a descarbonizar el transporte incluso con los motores convencionales. Un ejemplo claro de cómo la economía circular y la innovación se han convertido en herramientas clave para dar respuesta a los desafíos que presenta la lucha contra el cambio climático.
Conscientes de todo ello, Repsol ha decidido ofrecer su amplia red de estaciones de servicio como punto de recogida del aceite de cocina usado. De momento, es posible entregarlo en alrededor de 150 estaciones de servicio de la Comunidad de Madrid gracias a la colaboración que vienen manteniendo la compañía multienergética y el gobierno regional.
"Esta iniciativa ejemplifica nuestro compromiso con la economía circular y con la descarbonización del transporte, del que queremos hacer partícipes a nuestros clientes", declaró el director general del área de Cliente de Repsol, Valero Marín, durante la presentación del proyecto.
"De cada 100 litros de aceite reciclado se obtienen 80 litros de biocombustible". José Miguel Campos, experto del CSIC
Precisamente, Repsol es una de las compañías que más fuerte han apostado por la producción de combustibles renovables. Así este mismo año pondrá en marcha la primera planta de fabricación de biocombustibles avanzados de la Península Ibérica, que producirá 250.000 toneladas de este combustible renovable para sumarlas a las 750.000 que ya produce actualmente la compañía. Una actividad para la que es crucial poder reciclar aceite de cocina usado.
"Es un residuo al que hay que darle una salida y una oportunidad excelente es utilizarlo como materia prima para fabricar biocombustibles avanzados", argumenta Rafael Roldán, investigador del Repsol Technology Lab. "Con su aprovechamiento podemos generar este tipo de combustible renovable que es cero emisiones netas y puede utilizarse en los motores actuales de coches, camiones, aviones o barcos", añade.
Y lo más interesante de todo es que ese residuo que hemos estado desechando durante años es reciclable prácticamente en su totalidad. "De cada 100 litros de aceite reciclado se obtienen 80 litros de biocombustible", explica el experto del CSIC Jose Miguel Campos. Pero además, del 20% restante, como él mismo explica, "un 5-10% se puede transformar en biopropano, un biogás equivalente al GLP que utilizamos en las bombonas de calefacción".
Lo cierto es que facilitar e incentivar la gestión sostenible del aceite usado por parte de los ciudadanos será clave para dejar de suspender como país en esta asignatura: somos uno de los países con mayor producción de este residuo debido a que las frituras son muy importantes en nuestra gastronomía, pero uno de los que presentan una menor cuota de recogida.
Y ello, pese a que se procesa correctamente el 72% del aceite usado en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías), según cifras de la Asociación Nacional de Gestores de Residuos (Geregras). Un porcentaje bastante aceptable, pero que se reduce hasta el 4,2% entre los particulares. Es decir, un 85,8% del aceite que se usa en los hogares españoles no se gestiona adecuadamente ni se lleva a un punto limpio o un lugar de recogida, sino que acaba en el alcantarillado y generan un impacto ambiental y económico muy negativos.
Mientras en países como Bélgica se logra recolectar el 60% del aceite doméstico gracias al sistema de recogida que tiene implantado por todo el territorio nacional, el que se usa en los hogares españoles no se gestiona adecuadamente ni se lleva a un punto limpio o un lugar de recogida, sino que acaba en el alcantarillado y generan un negativo impacto ambiental y económico. Una tendencia que se pretende corregir con medidas como la Ley 7/2022, aprobada en abril del año pasado y por la que se establece la obligación, a partir del 31 de diciembre de 2024, de recoger de manera segregada residuos aprovechables como los aceites de cocina usados.
Así que ya lo sabe, la próxima vez que necesite deshacerse de aceite usado porque haya dejado de serle útil en la cocina, no lo deseche por el fregadero. En vez de eso, guárdelo en una botella de plástico, llévelo a un punto limpio o a un contenedor naranja. Un gesto sencillo, pero que permite que ese aceite deje de ser un residuo para ser una materia prima. O que deje de ser un problema medioambiental para ser una solución, gracias a la economía circular.
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